MI MAMITA ADORADA NO ESTÁ

10 de mayo de 2023

Psic. Andrés Camilo Mora Guerrero

Las madres son en nuestra vida, en la mayoría de los casos, esos seres que representan apoyo incondicional, protección, comprensión y ternura. Podemos recordar nuestros momentos de crecimiento, transformación y dificultad, y en ellos, nuestra madre ha estado ya sea en sentido de apoyo o de advertencia. Es ella a quien conocemos incluso desde antes de nacer, y por ello es tan difícil imaginarnos en este mundo tan cambiante sin ella.

El proceso de duelo al perder a una madre puede variar por un conjunto de factores como lo son: la dinámica de la relación, la historia de vida de los hijos, el tipo de fallecimiento, las relaciones familiares, entre otros. Estos pueden conllevar a variaciones en las respuestas emocionales, cognitivas (la forma de comprender el mundo que nos rodea), sociales y comportamentales.

El duelo por la pérdida de una madre puede trascender incluso contextos en los cuales los hijos ya poseen hogares nuevos, puesto que el aprendizaje obtenido en el hogar de origen puede escalar los próximos contextos relacionales y familiares. El perder a una madre resulta ser un proceso intenso que no distingue términos de edad, y que sobresale incluso de los aspectos de convivencia o de la ubicación geográfica de los hijos. Tanto casos particulares como estudios académicos han demostrado que la pérdida de una madre en la edad adulta de sus hijos es en extremo significativa, “invaden sentimientos de tristeza, apatía, angustia, vivencia de orfandad, desprotección, insomnio y miedo a la soledad por haber perdido el único vínculo que parecía ser indestructible” (Nieto, 2016, p.1).

¿Cómo nos ayudan los otros en este momento?

Debemos partir del hecho que la ayuda en el proceso de duelo debe ser ingresada con mucho respeto, validando la percepción individual del duelo y, bajo común acuerdo. Sin embargo, en términos generales, en el proceso de duelo requerimos: apoyo, espacio y tiempo para expresar, al igual que estar abierto a una readaptación a esos escenarios que compartíamos directa o indirectamente con ella. En este sentido, aunque la pérdida de la mamá puede generar variación en la intensidad de las respuestas en relación a otros procesos de duelo, es importante considerar los pasos descritos en el artículo El Camino del Duelo, pues estos permiten una comprensión natural del proceso de duelo y presentan un recorrido más dinámico y activo del proceso no centrado sólo en la sintomatología del duelo sino en la importancia de la movilización y acción, sin despreciar la consideración del tiempo y el entorno.

Referencia

Nieto, P. (08 de septiembre de 2016). Hacer el duelo por la madre y/o padre. Martinelli. https://www.martinelli.com.uy/sitio/